El Dibujo Rayado - Alfonso Jaquete
A lo largo de toda la historia del arte, el dibujo siempre ha sido considerado como una técnica "menor", como un paso previo, como una forma de estudio o de preparación ya sea de una pintura, una escultura y especialmente en arquitectura.
Sin embargo a partir del siglo XX, cuando se rompe con toda la concepción academicista del arte, llegando a romper incluso con la perspectiva y la forma, es entonces cuando el dibujo adquiere un valor por si mismo capaz de competir con cualquier otra técnica artística de igual a igual.
Sin embargo, en arteterapia antroposófica normalmente utilizamos los elementos de la pedagogía artística dotándolos de un contenido terapéutico. Pero también existe la posibilidad contraria, es decir, la de utilizar ciertas técnicas que habitualmente se utilizan en arteterapia, como el dibujo rayado o el dibujo dinámico y llevarlas al ámbito de lo estrictamente artístico y sin pretensiones terapéuticas.
El dibujo rayado en arteterapia antroposófica es una de las siete técnicas o tipos de dibujo terapéutico que tenemos a nuestra disposición.
La técnica del dibujo rayado se lleva a cabo con materiales como lápices de grafito, carboncillos tipo Contè, lápices de colores, ... y en general con cualquier otro material de los que podemos llamar "de punta" sobre papel preferiblemente de dibujo. Por tanto es una técnica que podríamos denominar de "seco sobre seco" ya que el material que aplicamos (como los carboncillos) son secos sobre papel seco (en acuarela que es húmeda casi siempre se utiliza sobre papel húmedo).
Los trazos deben ser cortos y diagonales, tratando de mantener siempre la misma inclinación, siempre de arriba a abajo y si somos diestros de derecha a izquierda o si somos zurdos de izquierda a derecha.
No se realizan contornos, sino planos con grupos de trazos cortos. Intentamos que quede un espacio entre línea y línea, a ser posible siempre del mismo grosor.
Tratamos de evitar al realizar los trazos diagonales mover los dedos, la muñeca y el codo para que el movimiento surja directamente desde el hombro. Al principio puede resultar un poco incómodo, pero podemos llegar a conseguir entrar en un ritmo suave, como en un vibrar, continuo y acompasado con una respiración profunda.
Una de las claves fundamentales del dibujo rayado y de sus características que más lo identifican es precisamente el ritmo. "A donde no podemos llegar con nuestras fuerzas, si que podemos llegar a través del ritmo".
Los resultados del dibujo rayado podríamos describirlos como si una fina lluvia cayera sobre lo que dibujamos, como si viéramos una paisaje iluminado por la luz de la luna o como si estuviéramos ante un paisaje sobre el que está nevando. Los contornos se difuminan y llegan a desaparecen. De la misma forma los objetos surgen, aparecen cuando algunas partes del dibujo se oscurecen.
Esta técnica nos exige precisión para conseguir así, que todos los trazos sean paralelos y dejemos un espacio uniforme entre línea y línea. Mantener constantemente esta misma dirección de las líneas, nos obliga a concentrarnos, también nos exige estar muy presentes, a evitar distracciones y a ser disciplinados.
Es una técnica de dibujo muy vinculada con la luz, con la transparencia.
En arteterapia algunas veces utilizamos esta técnica para crear simplemente "atmósferas" donde luchan las fuerzas de la luz y la oscuridad. Otras veces también podemos dibujar cualquier objeto con esta técnica para vivenciar como podemos definir su forma sin una línea de contorno que lo delimite.
Decía la Dra. Margarethe Hauschka que la arteterapia era el arte sacrificado. Yo he explorado el camino inverso, ya que creo que hay ciertos elementos y técnicas propias de la arteterapia que se pueden trasladar al entorno artístico, buscando los límites de la propia técnica y creo, además, que los resultados pueden ser ciertamente curioso o interesantes.
Un ejemplo de esta búsqueda de los límites de la técnica del dibujo rayado propio de la arteterapia llevándolo al ámbito estrictamente artístico sería el estudio de algunas esculturas de mármol blanco del gran pintor y escultor del Renacimiento Michelangelo Buonarotti, el Divino.
El dibujo rayado se adapta perfectamente tanto al mármol blanco como a la "terribilitá" de Miguel Ángel, ya sea con carboncillo negro, sepia, sanguina o con cualquier grafito. Funciona muy bien con papel oscuro gris o marrón ya que permite utilizar el blanco para dar los claros y realzar el efecto de la luz. También ha dado buenos resultados la utilización de lápices de colores de pastel especialmente todos los tonos de la gama de los azules.
Otra posibilidad que también se puede seguir explorando es la utilización únicamente de una tiza blanca sobre papel oscuro para poder así obtener la representación de la escultura de mármol blanco (creo que es una experiencia de lo más interesante y recomendable).
Otras esculturas en mármol como" La petite chatelaine" de Camille Claudel utilizando cretas de color sepia, sanguina y blanco sobre cartón gris también arrojaron unos buenos resultados, similares a los obtenidos con Miguel Ángel.
Como dice Eva Mees ” Es un proceso de arriba a abajo, como del cielo a la Tierra. En un buen dibujo rayado surge un brillo como plateado” y también apunta que “puede ofrecer un apoyo a una consciencia demasiado fuerte”.
Espero que con esta pequeña incursión en el dibujo rayado desde un punto de vista más artístico, con el objetivo de buscar los límites y las posibilidades de esta técnica aplicada al retrato sirva como inspiración para poder colocar el dibujo al nivel que le corresponde, tanto a nivel artístico como en terapéutico.
Alfonso Jaquete